¿Disculpe Señor, donde queda Bratislava?

Viaje a la capital de la Republica Eslovaca

Por Alejandro Boucabeille

«¿Disculpe Señor, donde queda Bratislava?», escucho la siguiente pregunta, me volteo y veo a una señora interesada pero si de verdad saber en dónde queda Bratislava. Le respondo. Mi mente no se sorprende que mucha gente, incluso personas en Europa, no saben dónde queda la capital de la republica eslovaca. Aunque vivimos en la Unión Europea parece que existe una ignorancia total o en algunos parcial acerca de lo que esta mas allá. Mas allá de Viena, el centro de Austria. Por supuesto existen diferentes factores que nos pueden explicar eso o por lo menos dar ciertas ayudas para entender esa miseria de comprensión cultural y geográfica. Uno de ellos tiene que ver con la historia, el pasado y legado de ese país pequeño que hasta el principio de los anos 1990s pertenecía a la Republica Checo – Eslovaquia y hoy en día a la Unión Europea, aunque no maneja el Euro.

Como mejor aprender que caminando. Es así que me pongo mis botas y salgo del hostal. Es temprano así que hasta escucho mis pasos y me puedo observar en forma meditativa como voy avanzando, paso por paso, pie tras pie. Me encanta caminar y recuerdo que el famoso filosofo de los EUA, Henry David Thoreau (si, el escritor de Walden) publico un ensayo sobre «el arte de caminar». De verdad que es un arte. Suena tan básico, incluso algo absurdo, pero lo es. Un arte que pocos dominan, que algunos conocen o se pueden imaginar que exista y muchos que lo ignoran total. Caminando se aprende. El humano no fue creado para estar sentado enfrente de un escritorio y dedicarse a la masturbación intelectual, está hecho para el movimiento. Recuerdo igual que muchos personajes históricos como Napoleón de hecho dormían poco porque querían gozar de lo máximo de sus vidas, aunque estarían trabajando demasiado, pero que esas personas, cuando tenían que tomar decisiones y pensar, empezaban a caminar. Y es así, caminando es que uno puede tomar mejores decisiones. Los intestinos trabajan mejor, el estomago y la digestión igual y es así mismo que la sangre circula mejor, llega a todas las partes del cuerpo (si, también al cerebro) y así es que podemos reflexionar y pensar mejor. Caminando pensando, reflejando moviéndonos pudiera ser nuestro moto.

Bratislava es una pequeña ciudad hermosa que ofrece más que uno puede pensar. En el centro se encuentra uno en una mezcla antigua y moderna como en otras ciudades europeas. Aquí como en las ciudades ex-comunistas se siente el pasado pesado que pronto tendrá su 20. aniversario de no-existencia. Observando se puede notar a la gente mayor que es totalmente diferente a la más joven, diferenciar entre la que creció en el mundo soviético y a la que creció en los tiempos de la transición o en el capitalismo. Caminando por supuesto es que todo va mejor y mas rápido.

Son las 8 y la gente empieza a salir. Como es un domingo, la mayor parte en este país católico se encuentra en sus casas con sus familia. Al contrario de mi, por supuesto caminando, hay muy poco gente y menos gente sola. A veces y no solo aquí, me pasa, que la gente se me queda mirando y piensa que soy un indigente o cualquiera de la calle, un migrante de Afganistán o un refugiado de Siria….o es lo que percibo por las miraras raras que en algunas ocasiones recibo. Lo ignoro, de hecho hay peores miradas, esas son cuando te miran como que si vas a robar algo, solo porque caminas rápido o más bien tienes tu ritmo y la gente tan neurótica y miedosa que es, piensa que les voy a quitar su bolsa o cualquier cosa….

Siguiendo en mi camino, subo a la punta del cerro de la ciudad de Bratislava, en donde se encuentra el castillo. El «Hausberg». Se me presenta una mirada hermosa, ignoro el museo y me concentro en los valles alrededor de esta capital, puedo observar como el Danubio se dirige al interior del país mientras del otro lado se va dirección Austria. Son unos 20 km de la frontera y pues el rio viene de Austria para pasar por Bratislava y dirigirse a otra gran ciudad que visitaremos pronto con el nombre de Budapest. Por supuesto, bajo los mismos términos: caminando. Como siempre. Caminando descubriendo. Es así donde aprendo mas, donde puedo observar y crecer. Claro que probamos otras formas de viaje, como en caballo, en bicicleta o en carro. Por eso también nuestro blog que les informa de todas las formas de viaje que utilizamos. Mi disciplina favorita y especialización se pudiera decir es a pie. Cada uno tiene sus ticks. Los míos son dos: mi pierna izquierda y mi pierna derecha. Aunque tarde mas en recorrer un país, lo visito mejor que cualquiera. A mi ritmo personal, a mi ritmo biológica. Quemo grasa y vivo saludable.

Entro a una cafetería tradicional y me pido un café. Empiezo una conversación con el camarero. La conversación típica, de donde eres, que haces, porque estas acá…etc. El chico me pregunta si me gusta caminar, le respondo que obvio y me dice: «Si, cierto, te vi muy contento caminando hace como dos horas, cuando vine a abrir el negocio. Yo estaba medio dormido pero tú estabas como en trance». Me rio. Si, le respondo. Caminar es una forma de medicación para mí. Personalmente para mí no se trata tanto de conocer los distintos sitios turísticos o culturales, sino más bien de conocerte a ti, a través de la meditación llegar a un autoconocimiento critico. Y eso es lo que logro caminando. Por eso es que camino, porque me invita en cada momento a conectarme con el presente y el aquí. ¿Qué más puede ser meditación? Es exactamente eso. Y yo pues lo logro caminando. Otros sentados, pensando, escribiendo, durmiendo o que se yo. Lo que yo descubrí viajando, que caminar me enriquece en todos sus sentidos, así es que dejo el café, me voy lejos de los sitios más comunes y camino por las áreas menos frecuentadas de Bratislava. Me pierdo solo para volver a encontrarme. Caminando por supuesto.

Mission on Bike 2017 – Una aventura que se vivirá pronto…

Por Alejandro Boucabeille

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Desde más de cinco años que vengo viviendo con ese sueño. Me recurre en muchas noches. Esa idea parece perseguirme y estar detrás de mí, hasta que la cumpla. Cada vez que contacto conmigo mismo, me doy cuenta que ese viaje está presente y que desaparecerá hasta ser cumplido, ser vivido. Siempre me ha encantado viajar. He viajado mucho. Bastantes veces he recorrido partes de México, España, Francia o Austria, el país donde crecí. La lista es larga. Hasta el momento he recorrido 86 países. Faltan aun bastantes. Internacionalmente reconocidos por la ONU son 193, quiere decir que aun tengo 107 por visitar, aparte de los 13 territorios no reconocidos que ya he visitado 2, pero que tal con otras regiones históricas que también se pudieran ver como países o destinos que tienden invitar a uno a visitarlos. Como el Sur del Tirol, Alto Adige en Italiano. Uno que ha estado en Italia, tomamos Florencia, Venecia o Roma, tres de los destinos más frecuentados, pero igualmente Meran, el Trentino o Bolzano valen la pena, de ser descubiertos, es otra Italia. Aunque sea menos popular pero con mucho que ofrecer: cultura propia, una mezcla entre el mundo germano fon y lo latino que es el italiano.

La historia, sobre todo los últimos 100 años, crearon esta mezcla interesante. Y pues no me quedo solo con este ejemplo. Existen miles, millones. A nivel nacional, como en el ejemplo de Italia, como a nivel internacional. Cada país cuenta con este fenómeno, pues el nacionalismo y en consecuencia la estructurización de un estado en distintas regiones es un fenómeno muy joven, apenas lleva 200 años, aunque con resultados tal vez fatales, como las guerras y el nacionalismo. Pero si regresamos al ejemplo de Italia, si un turista chino en vez de visitar a Pisa visita Palermo, se llevara una impresión totalmente distinta, igual a que un turista norteamericano o coreano verán otra Italia si se encuentran en el sur de Italia a comparación con el norte de Italia, por ejemplo visitando Milano. Es así que para regresar a mi punto principal de este articulo, uno pudiera viajar y viajar y viajar. Y es hermoso que así sea. Pues incluso pudiéramos recorrer siempre la misma ciudad, por ejemplo la misma, día tras día, o con mas distancia, y siempre veríamos otra ciudad, nunca sería la misma, pues incluso nunca somos los mismos. Existe el proverbio chino budista que dice que uno nunca se bañara en el mismo rio, pues el rio como uno mismo cambian. Que verdad.

Hace poco me enteré que existen personas que viajan por viajar, compiten con haber sido el viajero más grande y visitado la cantidad más alta de países. Se me hace absurdo. Recuerdo haber leído un libro de una alemana, cuyo nombre no me acuerdo, pero que el título del libro era el siguiente: «Die Ländersammlerin» (la coleccionista de países). En si era muy interesante, pues a muy joven edad, 45 por ahí, había recorrido todo el planeta y visitado todos los 193 países. Aunque lo que yo sentía y en eso siento cierto repugna, es que hacía varios viajes solo por decir que estuvo en el país sin profundizar. Por ejemplo iría 2 días a una ciudad de los emiratos unidos, por decir Dubái, y así podía anunciar que conocía ese país. Viajo una vez a El Cairo y visito Egipto. Pienso que hay una gran diferencia en conocer un país e incluso de haberlo viajado. Para mí no valdría la pena visitar un país por tan corto periodo y después ya no regresar, solo para querer acumular países. No le veo sentido, aparte de la gran contaminación que causa. Y ni hablar de la insatisfacción ni el estrés. Es por eso que yo viajo diferente. Pero también existe el célebre y exclusivo «Centennery Club», a cuya organización solo se admiten personas que pueden comprobar que han viajado a más de 100 países de esa lista. Entre ellos se ayudan, organizan actividades así como viajes juntos. Suena interesante, aunque también sería interesante analizarlo desde un punto sociológico, pues simplemente por los costos y el tiempo que viajar incluye, me imagino que son gente de dinero, de la elite económica. ¿Quien sabe si solicitaría a esa asociación cuando cumpla mis primeros cien? Tal vez si, por curiosidad.

Regreso al proyecto Mission on Bike. ¿En qué consiste esta idea? ¿De qué se trata este proyecto viajero? La idea básicamente es viajar en bicicleta desde el sur de Latinoamérica hasta el último país de Latinoamérica que es México. Empezar en Rio de Janeiro para concluir en Chichen Itzá. La ruta pasaría por el sur de Brasil, llegar al Uruguay y Argentina, para después cruzar en el norte de estos dos países al Chile, cruzar el Salar y Bolivia y así mismo llegar al Sur del Perú, pasar por la tierra de los incas y el Ecuador, para finalmente llegar a Colombia. De ahí tomar un ferry y cruzar el Caribe para llegar al otro lado a Panamá, de ahí seguir por Costa Rica, Nicaragua, Honduras hasta El Salvador y Guatemala, pasar por Belice y el Sur de México antes de llegar a la meta que sería el sitio precolombino de los Mayas. ¿Para que todo este esfuerzo? ¿Para que tomar tanto peligro y km para mis piernas? Porque aparte de la aventura es un proyecto social, que quiere demostrar lo siguiente: 1. Uno puede realizar todo cuando quiere, 2. Viajar ecológicamente y solo es posible y 3. Necesitamos un cambio en nuestras actitudes y en nuestro consumo. 4. Un cambio a lo ecológico no estaría mal, más bien ya es tiempo. Y es por eso que en el camino aparte de visitar sitios culturales de mi interés y del interés común, visitaría sobre todo proyectos sociales, iniciativas corporativas, ONGs etc., que trabajen ecológicamente y que igualmente laboran para un cambio radical. Empresas y proyectos como los famosos chocolates Zotter de Austria pero también una colonia de Lepra en Brasil, el pueblo Austriaco Dreizehnlinden en el Sur del subcontinente portugués-parlante así como que comunidades indígenas en los Andes. Aparentemente me llevaría entre 8 y 12 meses sin tener que estresarme y teniendo en cuenta los distintos cambios de clima y terreno. Una aventura total, al estilo del Don Quijote y Sancho Panza o por tomar un ejemplo más actual, en la tradición, en las huellas del Che Guevara.

¿Pero cómo puedo escribir un artículo para el blog sobre un viaje que no he hecho? Bueno, porque también sería un género interesante: los viajes jamás realizados, pero soñados y detalladamente concebidos y pensados. Este viaje es un Grand tour que quiero realizar desde tiempo y que muy pronto será real. Me veo ya en los planos de Argentina sobre mi bicicleta, pedaleando contra el viento, pues el viento siempre te llega en contra. Experiencia de ciclista. Nada de romanticismo. Pero también me veo ya conociendo gente supe interesante, que tiene algo que contar. Gente humilde y sencilla, pero con una gran riqueza de historias e experiencias que compartir. Es así que muy pronto, el asiento de mi bici será mi compañero por mucho mucho tiempo. Aunque se por mi último gran viaje en bicicleta el ultimo año que el trasero solo me dolerá la primera semana, pero se irá adaptando para poder disfrutar de las aventuras y momentos hermosos que me esperan.

A pie por Buda y Pest

Unos relatos viajeros de la capital de Hungría

Por Alejandro Boucabeille

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Tenía que salir de Viena. Esta vez, como otras, la ciudad me había atrapado tanto que lo único que deseaba era salir. Quería irme a otro lado, a un sitio no tan lejos pero al mismo tiempo distinto. No pensé mucho: Brno en la República Checa ya lo había visitado unas pocas semanas antes, Bratislava en la República Eslovaca igual, gran parte del resto de Austria lo conocía muy bien y  quería ver otra forma de vivir; aunque hoy en día suele ser muy difícil, pues el sistema capitalista y este tipo de sociedad súper-productiva y eficaz también llego mas allá del antiguo muro de hierro. Es así que me decidí por Budapest, la capital húngara, que aunque ya había visitado dos veces hacía mucho tiempo, me sentía llamar.

En Viena, me estoy quedando con mis íntimos amigos, Carolina y Stefan. Ella, colombo-alemana, mas alemana que Colombiana de la forma de ser, aunque del aspecto exterior más colombiana que alemana; Stefan el caso al revés: Peruano-alemán, aunque físicamente mas alemán, interiormente mas peruano. Bueno, llegó el momento en que esta pareja interesante ya no me pudo convencer de quedarme más tiempo en su casa y es así que cogí mis botas y unas pocas cosas que alcé en mi mochila pequeña y finalmente me fui de un día al otro de viaje. Para los que siempre me preguntan de lo que vivo, bueno, aquí les va una respuesta honesta, en eso tiempo tenia ciertos trabajos que los podía hacer todos desde mi computadora con la condición por supuesto de tener internet. Es así que me levante muy temprano y salí para la estación de Autobuses, ahí cogí la cadena de buses muy económica y que puedo recomendar, que se llama: «Mein Fernbus/Flixbus», pague como 15 Euro y salí a la otra ciudad hermana de Viena que también se encuentra junto al Danubio. Por supuesto que dormí bastante, casi las 2 horas y media del transporte. Llegando, antes de ir a ver a mi amigo y su familia, aproveche, ya que era temprano, para conocer esta ciudad, que realmente está dividida por este rio hermoso.

Caminé y caminé, como lo suelo hacer. Recorrí el centro histórico con el famoso parlamento húngaro con su arquitectura reconocible y sus imponentes torres.

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Tome unas fotos de algunos edificios hermosos a su alrededor, fue a la calle principal en donde se encuentra casi cualquier negocio que existe en cualquier otra ciudad del mundo, como también en Viena. Es así que por supuesto que si hay diferencias pero también muchas continuidades históricas y similitudes entre las dos ciudades que tienen un gran pasado común. Buda a un lado del rio y Pest al otro lado están conectadas por varios puentes, pase los puentes más importantes de la ciudad para asimismo honrarlos por los servicios que nos han prestado a la gente común. Por supuesto que subí al castillo y a la iglesia del patrón local para disfrutar de esa vista increíble. Ver pasar a los barcos y a los carros, observar a los turistas así como sobretodo disfrutar del momento, de estar con salud, vivo y con tantas oportunidades, como esta misma, de poder salirme un fin de semana, a recorrer esta ciudad hermosa.

Después de mis reflexiones y señales de gratitud, me fui a visitar el museo judío con el barrio y la sinagoga judía. Aprendí mucho, estuve en la casa natal del famoso fundador del sionismo Theodor Herzl, que pensé que era de Viena, aunque nació acá y se fue muy joven a la capital del imperio de los Habsburgo. En Budapest hay igualmente varios buenos museos que explican la historia de esta grande nación de los magyar. Hoy en día, por supuesto que el nacionalismo crece, teniendo a un ex-alumno de la CEU como presidente, al Señor Víctor Orban. Con tantos logros culturales y tanta tradición multicultural: alemanes, austriacos, húngaros, judíos, checos, eslovacos, croatas, rusos, gitanos y muchas naciones más, me pregunto cómo uno puede cerrar sus ojos y creer en el nacionalismo, un fenómeno tan joven pero que ha traído tanta desgracia al humano – desde conflictos hasta guerra – ¿y todo para qué?, sea la solución para problemas mucho más graves. Y eso en tiempos en donde todo esta tan interconectado. Pero igualmente yo no me conformo con excusas o explicaciones simplicistas, es así que quiero aprender más, cuestionar o más bien preguntar mejores preguntas.

Así es que me muevo y camino y camino. Camino más para observar, ver, mirar, tomar otras perspectivas y así mismo comprender mejor, entender a la humanidad, aquí sobre todo a los húngaros, un poco mejor. Y creo que lo logre. Vendré otra vez Buda Pest. Eso está seguro. ¡Köszönöm!

El peregrino de Compostela – Diario de un Mago

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Por Lizbeth Robayo

Este viaje está dirigido a aquellas personas que están en un momento de sus vidas en el que necesitan descubrir su propósito, se trata de un encuentro consigo mismo en un selecto grupo de no más de 5 personas.

El punto de partida de nuestro viaje será la estación de Atocha en Madrid el día viernes a las a las 9am, allí explicaremos nuestro itinerario y partiremos a las 9:45 en la línea C1 del metro hasta la estación Chamartín a donde llegaremos a las 10am para abordar el renfe de las 11:05am  que nos llevará a Ponferrada; antes de partir compraremos las provisiones de alimentos para nuestro trayecto. Arribaremos a la estación de Ponferrada hacía las 4:15pm, en donde empezaremos a recorrer los últimos kilómetros de Paulo Coelho en la búsqueda de su espada; y para recrear los momentos previos a la llegada a esta estación escucharemos una canción de Peppino di Capri  https://www.youtube.com/watch?v=3YAGvCq2L0E&index=10&list=RDQ-De1fOCwbY

De repente comencé a oír la voz de Petrus cantando una melodía italiana que había sido un gran éxito en mi adolescencia, en la voz de Pepino Di Capri. No entendía la letra, pero la canción me trajo grandes recuerdos, y me ayudó a entrar en un estado de mayor tranquilidad.

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Salimos del hotel y fuimos hacia la estación ferroviaria. Había vuelto a su mutismo habitual y continuó callado durante la caminata. Llegamos a un estacionamiento de vagones de tren, sucio y oloroso a aceite, y se sentó al borde de una gigantesca locomotora. -Vamos a detenemos aquí -dijo. No quería ensuciar mi pantalón con el aceite derramado y decidí quedarme de pie. Pregunté si no era mejor caminar hasta la plaza principal de Ponferrada.

El Camino de Santiago está por acabar -dijo mi guía y como nuestra realidad está mucho más cerca de estos vagones de tren olorosos a aceite, que de los bucólicos parajes que conocimos en nuestra jornada, es mejor que nuestra conversación de hoy sea aquí.

El Hotel Temple Ponferrada, donde nos alojaremos, está a pocas calles de la estación; se trata de un hotel de temática medieval que se encuentra junto al parque del Temple, en el centro de Ponferrada.  Después de recorrer la estación caminaremos hasta el hotel para dejar nuestro equipaje y antes de las 7pm caminaremos cerca de 17 minutos por la vía del ferrocarril para dirigirnos al Castillo de los templarios tal como lo hizo él.  El castillo está abierto al público hasta las 8:30 por lo que tendremos un poco más de una hora para recorrerlo.

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Foto tomada de «Leyendas de Castillos»

Esta fortaleza fue ampliada y mejorada por los templaros en el siglo XIII como defensa del Camino de Santiago y fue declarado Monumento Nacional Histórico Artístico en 1924.  Allí fue donde Coelho recibió su espada después de recorrer un largo camino con Petrus quien fuese su guía.

Después de descubrir el castillo regresaremos, cenaremos en el restaurante del hotel una paella valenciana acompañada de un sabroso vino de La Rioja.

El día sábado el desayuno está programado para las 6:30am.  A las 7:15am saldremos caminando hasta la estación de buses con el fin de tomar el bus de 8:15 con destino a Villafranca del Bierzo, es un recorrido de aproximadamente 40 minutos.  Aunque no estaremos mucho tiempo en Villafranca, visitaremos la conocida fuente la Chata en la Plaza Diego Saavedra; esta fuente nos recuerda aquel episodio de Coelho con la niña.

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Foto tomada de leonocio.es

 -Si usted es un peregrino, puedo llevarlo hasta el Portal del Perdón -insistió la niña junto a la fuente de Villafranca del Bierzo-. Quien cruza esa puerta no necesita ir hasta Santiago.

Le di algunas pesetas, para que se fuera pronto y me dejara en paz, pero, en lugar de esto, la niña comenzó a jugar con el agua de la fuente, mojando mi mochila y mis bermudas.

-Vamos, vamos, señor -dijo una vez más. En ese preciso momento, yo estaba pensando en una de las constantes citas de Petrus: «El que labra, debe hacerlo con esperanza. El que trilla, debe hacerlo con la esperanza de recibir la parte que le es debida». Era una de las epístolas del apóstol Pablo.

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Foto tomada de leonocio.es

También aprovecharemos nuestro corto paso por Villafranca para conocer la Puerta del Perdón, normalmente en España se le llama de esta manera a la puerta principal de las iglesias, en esta ocasión visitaremos la catedral de Santiago Apóstol.

Para continuar nuestro viaje, partiremos a las 12:30 am de Villafranca del Bierzo a Pedrafita de Cebreiro  en bicicleta, en un recorrido de casi 3 horas.  Antes de partir tomaremos un entremés y en esta oportunidad nuevamente llevaremos nuestras provisiones de alimentos y bebidas.  Esta ruta hace parte de la etapa 25 del Camino Francés para llegar a Santiago de Compostela, es un recorrido de casi 30Kms.

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Recordé que, las pocas veces que acepté dar un curso de magia en Brasil, acostumbraba comparar la experiencia mística con otra experiencia que todos hemos tenido: andar en bicicleta. Usted comienza subiendo a la bicicleta, empujando el pedal y cayendo. Monta y cae, monta y cae, y aprende a lograr el equilibrio poco a poco. Sin embargo, de repente sucede que el equilibrio es perfecto y logra dominar por completo el vehículo.

No existe una experiencia acumulativa, sino una especie de milagro» que sólo se manifiesta en el momento en que la bicicleta comienza a «andar con usted»; o sea, cuando acepta seguir la falta de equilibrio de ambas ruedas y, a medida que lo sigue, pasa a utilizar el impulso inicial de caída y lo transforma en una curva o en más impulso para el pedal.

En ese momento, subiendo el Pedrafita de Cebreiro, a las cuatro de la tarde, noté que el mismo milagro había sucedido. Después de tanto tiempo andando por el Camino de Santiago, éste empezaba a «andarme». Yo seguía eso que todos llaman «intuición» y debido al Amor que Devora experimentado durante todo el día, al secreto de mi espada que había descubierto y porque el hombre en los momentos de crisis siempre toma la decisión correcta, caminaba sin miedo con dirección a la neblina.

«Esta nube tiene que acabarse», pensaba mientras luchaba por descubrir las marcas amarillas en las piedras y en los árboles del Camino. Hacía casi una hora que la visibilidad era muy poca y yo continuaba cantando, para alejar el miedo, mientras esperaba que algo extraordinario sucediera.

Rodeado por la neblina, solo en aquel ambiente irreal, una vez más comencé a ver el Camino de Santiago como si fuera una película, en el momento en que vemos al héroe hacer lo que nadie haría, mientras en las butacas la gente piensa que estas cosas sólo pasan en el cine. Pero allí estaba yo, viviendo esta situación en la vida real.

La floresta iba quedándose cada vez más silenciosa y la neblina comenzó a dispersarse bastante. Podría ser que estuviera llegando al final, pero aquella luz confundía mis ojos y pintaba todo a mi alrededor con colores misteriosos y aterradores.

Iremos a nuestro hotel As Miguinas do Cebreiro, descansaremos y hacía las 7pm iremos a cenar en Casa Sidro el restaurante más recomendado del lugar.  El domingo desayunaremos en el hotel a las 6am y partiremos en automóvil con destino a Santiago de Compostela; aproximadamente 2 horas.  Allí visitaremos la catedral de Santiago y el sepulcro de Santiago.

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Foto tomada de lapeninsula.es

 

Desde la ventana de mi hotel puedo ver la catedral de Santiago y algunos turistas que están en su puerta principal. Estudiantes con ropas medievales negras pasean entre la gente y los vendedores de souvenirs comienzan a montar sus puestos. Es muy temprano por la mañana y, excepto las anotaciones, estas líneas son las primeras que escribo acerca del Camino de Santiago.

Llegué hoy a la ciudad, después de tomar un autobús con corrida regular entre Pedrafita -cerca del Cebreiro- y Compostela. En cuatro horas recorrimos los 150 kilómetros que separaban a ambas ciudades y me acordé de la caminata con Petrus -a veces nos llevaba dos semanas recorrer esta misma distancia.

Dentro de poco saldré a dejar en el sepulcro de Santiago la imagen de Nuestra Señora de Aparecida montada en las veneras. Después, en cuanto sea posible, tomaré un avión de vuelta a Brasil, pues tengo mucho que hacer.

Antes de regresar almorzaremos en uno de los mejores restaurantes de Santiago, llamado Abastos 2.0 y a la 1:30pm partiremos en automóvil hacia el aeropuerto de la Coruña para tomar nuestro vuelo a Madrid y estar de regreso cerca de las 6pm.

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Vienna: el centro del mundo en 1900

Por Alejandro Boucabeille

Todos conocemos a las hijas e hijos de esta urbe que hoy en día recibe x visitantes por año. Pero mientras en la mayor de las veces, cuando se le otorga una visita «a la manzana dorada» (der goldene Apfel), nos concentramos mas bien en lo mas famoso, conocido y beworben o en lo que recomienda el guia. Reconociendo esa verdad como ciudadano que vive con interrupciones ya 24 anos en Austria y que incluso vivio mas de un ano en Vienna, me decido por fin, de buscar los lugares de algunos de mis heroes. Todas personalidades que me fascinan y que hoy en dia son hasta representantes de toda la humanidad. Son tantos, que me falta espacio para mencionar a todos. Algo de name dropping: los pintores Gustav Klimt, Egon Schiele, Oskar Kokoschka o Jakob Hundertwasser; los escritores y poetas Johann Nestroy, Ferdinand Raimund, Franz Grillparzer, Rainer Maria Rilke, Hugo von Hoffmannsthal, Stefan Zweig, Egon Fridell, Richard Engländer (conocido como Peter Altenberg), Theodor Herzl (si, el fundador del zionismo), Franz Werfel, H.C. Artman, Alfred Polgar, Hermann Broch, Elias Canetti (ganador del Nobel), Fritz Hochwäldner, Robert Menasse etc.; los componistas Mozart, Beethoven, Schubert, Haydn, Bruckner, Brahms, Johann Strauß (padre e hijo), Arnold Schönberg, Max Steiner, Alban Berg y muchos mas…;pero tambien las activistas o celebridades como Berta von Suttner, Lou-Andreas Salome y Alma-Mahler Werfel; o filosofos y pensadores como Martin Buber o Ludwig Wittgenstein; o artistas y cineastas como Billy Wilder, Ludwig Hirsch, Max Reinhardt o Erich Auer; politicos como Richard Lueger, Viktor Adler o Adolfo Hitler; Medicos, psicologos o cientificos como Sigmund Freud, Alfred Adler, Viktor Frankl, Ludwig Boltzmann o Carl Djerassi. Y muchos más, que mientras tal vez no son tan conocidos o aun son negados, han contribuido al desarollo de esta ciudad en todas sus areas. Tambien despues de los bombardeamientos sobre Vienna, al final de la Segunda Guerra Mundial. No todos nacieron en Vienna, pero si pasaron un buen tiempo de su vida junto al Danubio. Vienna tiene un pasado tremendo e ha sido ya desde por lo menos 1000 anos una ciudad con gran importancia. Pero desde 1880 hasta 1930 y con su culminacion en 1900, Vienna era el centro del mundo: sobre todo en las areas de la cultura y el arte.

La ciudad vive. Es una estructura dinamica que une constantemente el pasado con el presente, la historia no solo se manifesta en su gente, si no tambien en sus espacios o edificios. Cada uno de ellos, parece contar cienes de historias. Sobre sus habitantes o los acontecimientos historicos por las que paso. Junto a iglesias de origen goticas que fueron cambiadas al estilo baroco, se encuentran edificios neoclasicos o modernos, torres modernas junto a casas con mas de 100 anos de edad. Intentando realizar lazos con el pasado y asimismo vincularme al sitio en donde vivo, a las calles que en las que he pasado cienes de veces, a los pasajes que he cruzado y a los monumentos (sobretodo los mas humildes) que he visto, intento de darme el tiempo e la informacion necesaria para verlo todo con una nueva mirada. Pienso que esta perspectiva fructiva no solo me enriquecio con nuevos pensamientos e informaciones, si no tambien acerco a la ciudad. Mientras caminaba y me divertia, descubri una vez mas una de mis ciudades, si no que tambien modifico mi concencia historica (vi partes negadas como la historia de mujeres o de la migración, que habra un articulo especial para este tema relevante) y la pude igualmente percebir en el presente.

Es asi que salgo, me pongo mis botas y recorro la ciudad. ¿Que mejor forma de hacerlo que a pie?  – Me esperan 22 Bezirke (distritos) a ser descubiertos, a caminar bastantes kilometros.

¿Porque no te unes y vienes conmigo a esta aventura? Empezaremos con el distrito 20, mejor conocido como x, por sus habitantes llamado x.

Recorriendo Alaska en verano

Por Lizbeth Robayo

Hace un poco más de 2 años descubrí no solo la belleza natural del estado de Alaska, sino también las diversas formas de recorrerlo, es un lugar enorme (1.700.140 kilómetros cuadrados), rodeado de glaciares, especies salvajes y  una cultura por descubrir.  Mi viaje fue en los meses de mayo y junio, durante el verano, más de 20 horas diarias de luz que nos ayudaron a disfrutar al máximo esta aventura.

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Foto tomada de https://www.facebook.com/AlaskaRailroad/photos/

El itinerario de llegada fue en avión desde los Ángeles a Anchorage, que aunque no es la capital es una de las ciudades de mayor arribo de turistas y allí empezaba uno de los recorridos más interesantes que he realizado hasta el momento.  El día siguiente a nuestra llegada, después de descansar de un largo viaje (Bogotá – Anchorage), partimos hacía Fairbanks en la ruta Hurrican Turn del famoso tren de Alaska.  Talkeetna fue la primera parada de este recorrido, desde allí tomamos una avioneta para sobrevolar el Monte Mckinley, dentro del parque natural Denali, una de las montañas más retadores para alpinistas experimentados.  Aunque solamente sobrevolamos el McKinley mis botas y yo estábamos ansiosas por recorrerlo, pero debíamos aceptar que esta es una montaña para expertos, solamente un 20% de quienes intentan llegar a la cumbre lo logran y la tasa de accidentalidad es muy alta.

mckinley-flightseeingFotografía tomada de http://www.alaskatravel.com/talkeetna/mckinley-flightseeing-d.html

Talkeetna es un pequeño y apacible pueblo que recibe a muchos de los montañistas que buscan conquistar el Denali, de allí retomamos nuestra ruta de tren hasta Fairbanks, que es el punto más al norte al que llega la vía férrea y como queríamos visitar el “Polo Norte”  fue necesario alquilar un automóvil.  Si se tratara de un viaje en invierno también es posible realizar esta ruta, el tren funciona durante todos los meses del año y las carreteras continúan en funcionamiento aunque con muchos más riesgos y un automóvil no sería la mejor alternativa.

alaskan-highwayFoto tomada de http://everettqpiccolos.blogspot.com.co/

El regreso desde Fairbanks hasta Homer – en el Golfo de Alaska – lo realizamos en varias etapas en carro, es un recorrido extenuante. Nuestra primera parada fue en uno de los accesos al parque  Denali, en donde nos adentramos al interior de la reserva en cuatrimotos que nos permitían llegar a los lugares más reservados en busca de osos Grizzly, sin embargo, por aquellos días la lluvia los alejaba de los senderos permitidos y no fue posible encontrarlos.

De allí continuamos hasta Seward y finalmente llegamos a Homer.   En Seward nos fue posible reservar nuestros cupos para viajar en un crucero por el Parque Nacional de los Fiordos de Kenai en busca de las Ballenas que se pueden avistar en esta época, el espectáculo fue realmente inolvidable; no solo ballenas, también Leones marinos y aves únicas de esta región.

kenai-fjord-toursTomada de https://www.facebook.com/KenaiFjordsTours/photos

En Homer persistimos en nuestro interés de ver de cerca los osos Grizzly, por lo que tomamos un hidroavión para acceder al Lake Clark National Park en donde finalmente logramos nuestro objetivo; no solo encontramos los tan esperados Grizzly, sino que en este apasionante recorrido por carretera mis botas y yo nos deteníamos a conocer cada lugar que llamaba nuestra atención.  No teníamos planes ni horarios establecidos, simplemente nos dejamos llevar por la curiosidad; si hubiéramos querido conocer  todo el territorio de Alaska hubiera sido imprescindible contar con una avioneta o avión pequeño, ya que las carreteras y el ferrocarril no tienen acceso a todos los lugares, se puede decir que el 60% del estado solo se puede acceder vía aérea; es común que la mayoría de las familias tengan su propia avioneta y que un alto porcentaje de los habitantes cuenten con licencia para volar.

En Homer tuvimos muy buenas experiencias, visitamos una granja auto sostenible en la que conocimos una pareja de argentinos que llevaba 2 años recorriendo el continente americano desde la Patagonia en su moto de alto cilindraje, un plan en el que me hubiera encantado acompañarlos.

Se acercaba la fecha de nuestro regreso, en Seward retornamos nuestro carro y tomamos nuevamente el tren para regresar a Anchorage; este era un escenario diferente, una buena parte del recorrido se realiza por la bahía y el resto entre glaciares de menor magnitud pero igualmente espectaculares.  Al llegar a Anchorage nos encontramos con un nuevo aprendizaje de este gran viaje, una pareja de motociclistas, padre e hijo que venían recorriendo el mundo desde Suecia, habían recorrido Asia y Europa, ahora desde Alaska bajarían a la Patagonía y de allí pasarían a Africa para regresar a su país; lo más interesante fue cuando la madre llegó con su equipaje, ella venía viajando en tren siguiendo la ruta de su esposo y su hijo y continuaría todo el recorriendo siguiendo su pista en diferentes medios de transporte.  Allí fue donde mis botas y yo descubrimos que aún tenemos mucho por recorrer y por aprender……..

Holanda en tren – una gran aventura

Por Helena Lopez

En febrero del 2012 emprendí mi primera gran aventura: recorrer los Países Bajos en Tren. El motivo de mi viaje fue visitar a una gran amiga que vive en el sur del país, concretamente en Tilburgo. Sin querer desaprovechar la ocasión de conocer el país a fondo, ideé una ruta de 10 días durante los cuales visitaría más de una ciudad.

La ciudad de inicio fue Ámsterdam. Allí estuve 4 días visitando esta gran capital europea. Entre otras cosas, los lugares que mejor recuerdo fueron la casa de Ana Frank, el museo Van Gogh y sus enormes y preciosos canales que cruzaban de punta a punta la ciudad. Ese año fue, por casualidad, uno de los más fríos en años, la cual cosa provocó que se helasen los canales y fuera posible deslizarse por el agua, sin duda una experiencia única.

holanda-en-tren-1Canales helados. Imagen: Elaboración propia

Lo que más me impresionó fue el barrio rojo: la manera en la que las mujeres se exponen en los escaparates como si fueran objetos para que los hombres las escojan… fue un hecho impactante, ya que no había visto cosa igual en ningún otro lugar del mundo. Una vez finalizada mi visita a la capital del país, mis botas y yo continuamos nuestra aventura hacia un pequeño pueblo llamado s’Hertogenbosch, ubicado a 1h 30’ aproximadamente en tren. Durante el camino pude observar varias estampas: desde pequeños pueblos rurales hasta enormes y verdes prados, los cuales están perfectamente adaptados a las bajas temperaturas del país. La verdad es que tuve que prestar especial atención para no pasarme la parada, ya que los trenes en Holanda, al menos los que yo cogí hará más de cuatro años, sólo ofrecía la información en Holandés, en ningún otro idioma que yo pudiera entender.

Una vez en Den Bosch (abreviatura de s’Hertogenbosch), me dispuse a visitar este pueblo de estilo medieval. Recuerdo perfectamente la plaza del pueblo donde se celebraba el mercado diario, con muchos puestecitos donde comprar desde alimentos como galletas y bollería hasta ropa de abrigo. También recuerdo el río que atravesaba la ciudad, el cual me recordó levemente al río Sena, en París.

holanda-en-tren-2Ciudad de Den Bosch con vistas al río. Imagen: Elaboración propia

Por último, me dispuse a probar algún ítem gastronómico típico del lugar, ya que en los Países Bajos en general no tienen una gran variedad de alimentos como los que podemos tener en el Mediterráneo. Así pues, probé uno de sus postres más famosos, llamados Boschen Bolle, un bollo relleno de nata y cubierto de chocolate con leche caliente… ¡ideal para los días fríos! Realmente, este pueblo se ve en un día, con lo cual una vez finalicé mi visita, cogí de nuevo un tren que me llevó directa a Tilburgo, y no tardé más de 30 minutos en llegar.

Allí en Tilburgo no hay demasiados lugares de interés turístico, de hecho el único elemento arquitectónico que podría resultar de interés es la Catedral de la ciudad.

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Catedral de Tilburgo. Imagen: Elaboración propia

Allí pasé el resto de días con mi gran amiga Samantha, nativa de Holanda, y entre otras cosas visitamos también el parque de atracciones de Efteling. Sin duda una gran y divertida experiencia, aunque dados los fuertes fríos muchas de las atracciones de agua estaban totalmente congeladas e hicieron imposibles su funcionamiento.

holanda-en-tren-4Atracciío Congelada. Imagen: Elaboración propia

Finalmente, tras haber conocido mejor su ciudad natal, ambas nos dispusimos a visitar Rotterdam, así que, ¿adivináis? Cogimos otro tren desde Tilburgo hasta Rotterdam, el cual tardó aproximadamente 1 hora. Para ser sinceros, Rotterdam es una ciudad bastante actual, no tiene demasiado interés histórico-cultural ni tampoco natural, de hecho el lugar más importante es el puerto. Se trata de un puerto mercantil, punto de entrada de muchas rutas marinas que se dirigen a Holanda. Allí realizamos un crucero, comparable a las Golondrinas de Barcelona, pero en este caso sólo pudimos apreciar la zona industrial de la ciudad, la cual cosa le resta interés a la visita.

holanda-en-tren-5Rotterdam. Imagen: Elaboración propia.

Tras pasar el día en esta gran ciudad y de haber realizado unas cuantas compras, volvimos a Tilburgo para pasar la noche y para celebrar el Carnaval, que casualmente coincidió en las fechas que yo fui. Fue una grata experiencia haber podido vivir el carnaval de un modo distinto a como lo celebramos en Barcelona, con otro estilo de música y con personas diferentes. A la mañana siguiente, tuve que despedirme de mi amiga y ponerme rumbo al aeropuerto. Para ello, tuve que coger, de nuevo, dos trenes, siguiendo exactamente el mismo recorrido que realicé a la salida, sólo que a la inversa: Tilburgo – s’Hertogenbosch – Ámsterdam.  Por suerte, este tren tenía parada en el aeropuerto, con lo cual no tuve que hacer más transbordos, lo cual hubiera sido muy cansado, dado que iba bastante cargada entre las maletas y las bolsas que no cabían dentro de las maletas. Recuerdo este viaje como uno de los más emocionantes de mi vida, ya que nunca me había movido por un país desconocido en tren y ese hecho me dio el impulso que necesitaba para descubrir que el mundo es tan diferente para no conformarnos con ver siempre lo mismo… ya que el hecho de viajar enriquece nuestra cultura.